¿Quién guía hoy el alma de los niños?

¿Quién guía hoy el alma de los niños? La urgente llamada de Santo Domingo Savio

Estimado lector: permítame hacerle una pregunta sincera.

 ¿Ha observado con atención el mundo en el que están creciendo nuestros niños y jóvenes?

 ¿Ha sentido preocupación —o incluso miedo— al ver cómo se apagan en ellos la inocencia, la fe y el deseo de hacer el bien?

Vivimos en una época en la que los niños aprenden a usar un teléfono antes de aprender a rezar. 

En la que se les enseña a competir, pero no a amar. En la que se les entretiene, pero no se les forma el alma. Y mientras el mundo grita, Dios es cada vez más silenciado en sus corazones.

Pero hay esperanza. Hay un modelo, un intercesor, un santo en el cielo que nos recuerda lo que los niños pueden llegar a ser si alguien les muestra el camino. Su nombre es Santo Domingo Savio.

Un niño pequeño con una fe gigante

Domingo Savio no llegó a los 15 años, pero vivió con una intensidad espiritual que muchos adultos no alcanzan jamás. Su lema era claro: “Antes morir que pecar”. 

¿Puede imaginar usted a un niño diciendo esto de corazón?

Desde muy joven, vivía para Dios: amaba la Eucaristía, la confesión, la obediencia, la pureza. Sus compañeros lo respetaban, y su director espiritual, San Juan Bosco, lo admiraba profundamente. Domingo no fue perfecto, pero sí profundamente decidido a ser santo.

¿Conoce usted hoy algún niño que aspire a lo mismo?

El contraste con la niñez actual… y el peligro que no queremos ver

Miremos a nuestro alrededor. ¿Qué mueve hoy a la juventud? ¿Qué valores consumen los niños en redes sociales, series, canciones? ¿Quién les habla del cielo? ¿Quién les enseña a amar a Dios?

Muchos pequeños están creciendo sin una guía espiritual firme, sin modelos de santidad, sin adultos que les muestren que vivir para Dios no es solo posible, sino maravilloso. Y eso debería alarmarnos. Porque el alma de un niño, si no se forma en el bien, corre el riesgo de perderse.

Tal vez usted no sea padre o madre. Pero ¿no tiene sobrinos, ahijados, alumnos, vecinos, niños en su parroquia? ¿No siente usted alguna responsabilidad por la generación que nos sigue?

Santo Domingo Savio: intercesor de los niños y esperanza de los adultos

Domingo Savio no está lejos. Está vivo en el cielo. Ama a los niños de hoy con el mismo fervor con que amó a sus amigos en la tierra. Y desea una sola cosa: ayudarnos a guiarlos hacia el cielo.

Por eso, usted —sí, usted que está leyendo estas líneas— puede comenzar hoy una misión preciosa: confiar los niños de su vida a Santo Domingo Savio.

 Puede hablarles de él, poner una imagen suya en casa, rezarle por ellos. Puede ser usted esa voz que despierte en un niño el deseo de ser santo.

Y si es usted quien se ha alejado, Domingo también quiere ayudarle a volver.

Una llamada a despertar

No nos engañemos: el enemigo de las almas quiere robar a los niños. Los quiere distraídos, confundidos, vacíos. Pero Dios quiere que sean santos. Y para eso, necesita adultos que recen, que hablen, que luchen por ellos.

¿Será usted uno de esos adultos? ¿Se quedará mirando en silencio mientras el mundo arrastra a tantos hacia la perdición? ¿O tomará hoy la decisión de ponerse en pie, con la ayuda del cielo?

Domingo Savio lo hizo. Y tenía solo 14 años.

¿Y usted?

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