El Ecuador necesita al Sagrado Corazón de Jesús

En la encrucijada de la historia, cada pueblo elige el camino que marcará su destino. Ecuador, un país consagrado al Sagrado Corazón de Jesús en 1874 por el gran presidente católico Gabriel García Moreno, se encuentra una vez más ante una decisión crucial. ¿Seguirá siendo la “República del Sagrado Corazón”, o se alejará del camino de la fe y del amor de Cristo?

El Legado de Pío IX y García Moreno

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús no es un simple acto piadoso, sino una profesión de fe que tiene consecuencias profundas para la sociedad. El Beato Papa Pío IX, quien en 1875 consagró el mundo al Sagrado Corazón, vio en esta devoción un remedio contra los males del liberalismo y la secularización. “La Iglesia y la sociedad no tienen más esperanza que en el Sagrado Corazón de Jesús, es Él quien los curará de todos los males”, afirmó.

García Moreno, por su parte, llevó esta convicción a la vida pública y selló el destino de Ecuador como la primera nación del mundo en consagrarse oficialmente al Sagrado Corazón. Su martirio, ocurrido el 6 de agosto de 1875, un primer viernes de mes, día dedicado al Sagrado Corazón, es el sello de su fidelidad a Cristo.

Ecuador, ¿un país sin Dios?

Hoy, más que nunca, debemos preguntarnos: ¿Qué pasa con una nación que se aleja del Sagrado Corazón de Jesús? La corrupción, la violencia, la injusticia y la pérdida de valores parecen ser las consecuencias de una sociedad que ha olvidado sus raíces cristianas. ¿Acaso no es evidente que sin Dios, el Ecuador está condenado al caos?

Las constituciones y leyes que se apartan de Cristo solo pueden traer confusión y destrucción. Así lo demuestra el contraste entre la Constitución católica de García Moreno y la actual, que exalta principios ajenos a la fe cristiana.

La crisis actual: una sociedad alejada de Cristo

Ecuador atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente. La violencia se ha convertido en el pan de cada día. Asesinatos, secuestros, extorsión y narcotráfico han permeado la sociedad ecuatoriana. ¿Acaso no es esta la consecuencia de haber dado la espalda a Cristo?

La descomposición social, el relativismo moral y la indiferencia religiosa han permitido que el mal se propague sin control. Si el Ecuador volviera su mirada al Sagrado Corazón, encontraría la paz verdadera, esa que solo puede venir de Dios. Porque no es con políticas humanas, ni con soluciones superficiales que se erradicará el mal, sino con un retorno genuino a la fe y a la moral cristiana.

Un llamado a la esperanza: la Consagración de Ecuador

Pero no todo está perdido. Aún podemos volver a Cristo, restaurar la consagración de nuestro país y entregarnos nuevamente a su Sagrado Corazón. En vísperas de las elecciones, es momento de recordar que solo en Jesús encontraremos la verdadera paz y justicia.

Por ello, le invitamos a unirse en oración y recitar la consagración original del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús. 

Que Ecuador vuelva a ser la República del Sagrado Corazón. Que volvamos a reconocer el reinado social de Cristo. Y que, con fe y valentía, elijamos el camino que nos lleve a Él.

Destacados