El Santo Rosario: La devoción que nos da confianza para la salvación eterna

Caminando una vez por el convento, San Alfonso María de Ligorio, ya muy mayor, preguntó a un hermano del convento si ya había rezado el Rosario. Este le contestó negativamente y San Alfonso enseguida exclamó: “Recémoslo juntos ahora”. El hermano muy sorprendido por la actitud de San Alfonso en medio de su cansancio, le preguntó “Pero, ¿cuál es la diferencia de no rezar el rosario por un día?”. San Alfonso, amable pero seriamente, le contestó: “Si yo no rezo el rosario por un día, temería por mi salvación eterna”.

7 de octubre: El Rosario arma de batallas colosales y cotidianas

Hoy celebramos un aniversario más de aquel 7 de octubre de 1571, fecha de la Batalla de Lepanto, en la que los ejércitos cristianos derrotaron a los ejércitos musulmanes. El Papa de aquel entonces Pio V (recordado también por la Misa Tridentina que se celebra hasta nuestros días), encomendó la victoria a Nuestra Señora, por medio del Rosario. El resultado: victoria del ejército cristiano que cambió la historia y aún tiene influencia en nuestros días.

Piense, en nuestras batallas cotidianas, ¿le encargamos nuestros problemas e inquietudes a la Virgen Santísima?

¿Rezamos el Rosario confiando plenamente en sus promesas y su intercesión, o esperamos que nos auxilie sin hacer ningún esfuerzo o demostración de amor hacia ella?

El Rosario es una muestra tangible de su amor, y también una manera física de perseverar en la fe y esforzarnos para demostrar entrega y piedad.

El Rosario: una mezcla de acción y espiritualidad

Como explica acertadamente el gran pensador Brasileño Plinio Correa de Oliveira, el Rosario es una combinación perfecta entre la oración vocal y mental, ya que mientras nuestros labios rezan las oraciones, nuestra mente se une íntimamente a Jesucristo en cada misterio.

Además, menciona: “La práctica de rezar el rosario para pedir una gracia de Dios supone la verdad teológica de que la Virgen es la Mediadora Universal de todas las gracias.”

Además de presentar gracias especiales en cada misterio, el Rosario es el pleno cumplimiento de los mandatos de Nuestra Señora en Fátima, y nuestra docil obediencia a su voluntad e intercesión.

El Rosario: garantía de salvación y unión con Nuestra Señora

Así como San Alfonso, preguntémonos: ¿cuántos tesoros espirituales estoy cosechando en vida? ¿Cuántas oportunidades tengo cada día para unirme con Nuestra Señora?

El Rosario, con el infinito tesoro que representa, es una garantía de la perseverancia final sobre todo en tiempos tan oscuros como los nuestros, en los que la fe se apaga y las devociones se extinguen.

Por esto, medite: en sus manos está avivar la llama de la fe en la sociedad y en hogar, por medio del Santo Rosario. No haga de esta devoción tan bella una cosa del pasado, ni la rece de vez en cuándo porque lo recuerda. El Rosario es el camino recto hacia la intercesión de la Santísima Virgen y debe ser más que nunca el símbolo visible de nuestro amor y fidelidad hacia ella.

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