La infancia del Padre Pío y la misión de los hogares cristianos

La infancia del Padre Pío y la misión de los hogares cristianos
Antes de ser un santo conocido en todo el mundo, el Padre Pío fue Francesco Forgione, un niño humilde criado en un hogar pobre pero profundamente creyente. Su infancia revela que la santidad nace en los hogares donde la fe se vive con sencillez, sacrificio y amor a Dios.
Sus padres, Grazio y María Giuseppa, vivieron su vocación de padres cristianos con entrega: el padre emigró para costear su formación, y la madre lo acompañó espiritualmente desde pequeño. En ese ambiente, Francesco creció sensible a lo sagrado, obediente y profundamente unido a Dios desde sus primeros años.
El hogar de los Forgione fue un semillero de santidad. Allí se sembró la semilla que daría fruto en la vida del Padre Pío. Esta historia nos invita a preguntarnos si como padres estamos formando a nuestros hijos para el cielo, y si como hijos comprendemos que nuestra vida está llamada a ser un don para Dios.
La infancia del Padre Pío nos recuerda que la santidad comienza en lo cotidiano: en la oración de una madre, en el sacrificio de un padre, y en el corazón de un niño que aprende a decirle sí al Señor.